Cuenta la leyenda que su primera palabra, a los dos años de edad, allá por 1965, fue “Philips”. Y no se trataba de algún amiguito con nombre extranjero, sino de la marca de un parlante en el living de su casa que ya era toda una obsesión. Desde entonces, Tweety González estuvo ligado a la música y hasta fue considerado pionero en la escena local en cuanto a la incorporación de la tecnología: en los 80 fue uno de los primeros en Argentina en utilizar el MIDI. Fiel ladero en teclados de Fito Páez y Gustavo Cerati durante décadas, desarrolló su carrera como productor a lo largo y ancho de América Latina y en 2013 creó el sello Twitin, enfocado en artistas nóveles.
De allí que, a los 61 años, este músico, productor y melómano desaforado sea más que palabra autorizada para analizar el presente y el futuro de la música, aquí, allá y en todas partes, y una voz fuerte a la hora de plantear los problemas y los desafíos que se les presentan hoy a los músicos y a la industria en el país. La inteligencia artificial, el actual dominio de las mujeres en la creatividad musical, el nudo gordiano que representa Spotify, el rock que resurge desde el under y la sensación de que “el género urbano llegó a su techo”. Palabra de Tweety.
“La actualidad de la música en el país la dividiría en dos”, dice sentado en medio de un living repleto de vinilos, equipos y libros de música. “Por un lado, la cuestión artística, que creo que está pasando por un momento muy bueno en todo el mundo y, en la Argentina, diría que excelente. No solo por la variedad y calidad, sino también porque hoy hay un público renovado que acompaña, después de un período de diez años en los que hubo mucha apatía. Hay una nueva generación, menos prejuiciosa, que hace que haya más tanto para los músicos como para la industria. Pero por otro lado, todo lo que sucede en torno a la industria justamente me da muchísima incertidumbre. Lo que está haciendo Spotify es increíble”.
¿Por qué?
Porque es un abuso de posición total, que nadie sabe cómo frenarlo. Ni los grandes artistas lo pueden enfrentar. No hay nadie que le pueda encontrar la vuelta. Pensá que solo el 2% de los músicos que están en Spotify ganan más de 400 dólares y apenas el 1% más de 1.000. Una locura que no se sostiene por ningún lado. Pero al mismo tiempo yo tampoco tengo idea de cómo puede llegar a cambiar eso en el futuro. Es un momento raro a nivel industria, palabra que yo odio, y un momento muy lindo a nivel creativo. Porque lo que pasó en este siglo es que se cortó la hegemonía anglosajona y hay artistas de cualquier lado del mundo que te vuelan la cabeza. Mis nuevos artistas favoritos no son anglosajones. Me gusta mucho Noga Erez, que es una cantante israelí que hace hip-hop, o Yaeji, que es de Corea del Norte y hace un house finísimo.
Cuarenta años atrás pensábamos que la música electrónica era el futuro… ¿el futuro llegó?
Y sí, pero lo que pasa es que la música electrónica mojó todo. Todos tienen un poco de música electrónica, sobre todo la tímbrica es muy electrónica, más que nunca. Ahí sí, se salieron con la suya y hoy el mainstream es plástico. Básicamente son sonidos sintéticos, con muy pocas cosas tocadas. Mirá el caso de Paco y Ca7riel y su Tiny Desk. Los tipos hicieron para Sony un disco, en mi opinión, inferior a lo que venían haciendo, porque los agarraron unos productores, los llevaron a California y les sacaron todo lo disruptivo y loco que tenían cuando eran pendejos y no los conocía nadie. Se les fue la mano con la lima, los limaron por todos lados y entonces vos después escuchás el Tiny Desk, con esas canciones, pero tocadas, y es una bomba que explota en todo el mundo. Y aparecen por todas partes pendejos diciendo que quieren tocar los solos del tecladista y los de Cato. Yo creo que vamos hacia una música más tocada que la que tenemos hoy. Son ciclos y ahora hay como una saturación de lo no tocado. Aunque siempre es difícil generalizar.
¿Y cómo se involucra en todo esto una tecnología como la inteligencia artificial? ¿Experimentaste algo con eso?
Estuve jugando un rato con Suno y me parece muy divertido. Me da un poco de miedo también. Porque como siempre, los Estados llegan tarde y van muy detrás de nuestras prioridades y aún ni se preguntan si esto hay que regularlo de alguna manera. Hay lugares en el mundo donde están más preocupados que acá y empiezan a legislar muy fuertemente todo lo que tiene que ver con la inteligencia artificial.
¿Pero como herramienta te parece que es válida?
Como herramienta hay cosas que sirven. Yo soy defensor de la tecnología, de hecho, esto tiene mucha conexión con lo que pasaba años atrás con el sampling. Pero eso se organizó en un momento y hoy hay abogados especializados y si vos querés utilizar un sample de un tema tenés que pedir la autorización a la editorial, al autor y al dueño de la grabación. Lo de la IA todavía está más nebuloso. A mí me parece una herramienta, pero para disparar cosas. No te podés quedar sólo con lo que te da la IA, sino que la tenés que usar para construir algo a partir de ahí.
En los últimos años el trap dominó la escena local, ¿cómo ves su evolución de aquí en adelante?
Yo creo que el género urbano ya llegó a su techo. Me parece que hay una saturación y que, de hecho, hay una vuelta al rock de la que nadie quiere hablar. Cada vez hay más bandas de rock que ya tienen su público. No es lo mismo que hace veinte años, claro, pero está pasando. Como ocurrió en el principio del rock acá en Argentina, que surgió como una respuesta al Club del Clan, ahora hay como una reacción a lo que está dominando. Yo creo que hay un montón de pibes a los que no les mueve el pelo lo urbano. Eso sí, también entiendo que es un fenómeno muy argentino. En Latinoamérica el rock no avanzó. Ni siquiera en México, porque ellos tampoco tienen grupos de rock de estadios como tenemos nosotros: La Renga, Divididos. Y otra particularidad de acá es que hay muchas chicas haciendo muy buena música.
En los últimos años se ha dicho mucho que las mujeres son el futuro del rock…
A nivel solistas, para mí hay más minas que tipos, y mejores, más relevantes, más jugadas. Para mí es como lo más rockero que tiene Argentina. ¡Marilina! [Bertoldi]. No hay nada más rockero que ella. En todo sentido. Es moderna, tiene una estética tremenda, es música, compone, resuelve todo. No necesita una parafernalia alrededor, sale con un batero y te vuela la cabeza. Ella es una estrella de rock total.
The post Tweety González: “El género urbano llegó a su techo” appeared first on Rolling Stone en Español.