Haber terminado un disco antes de partir y que el disco siga viviendo debe ser una de las cosas más hermosas que le pueden suceder a un artista. Martín Elizalde falleció en un accidente automovilístico en la madrugada del domingo 26 de noviembre 2023 y por estos días, su última obra va tomando el sonido que el músico hubiera querido. Elizalde grabó un disco durante todo 2023, junto a su banda (la Soloman) formada por Agustín Macías, Augusto Coronel Díaz y Alex Fank, en el pequeño estudio de su casa, La siesta.
El álbum tuvo su primer corte con la hermosa “Por que rías”, junto a Jorge Serrano (Auténticos Decadentes), editado precisamente un día antes de su muerte, y hoy llega a las plataformas el segundo single: “Nuestra casa”, junto a Manuel Moretti, de Estelares (con quien ya había trabajado en “Nubes de semilla”, de Falsos Profetas, su primera banda).
El proyecto tiene un fuerte apoyo del periodista Carlos “Bebe” Contepomi, que venía acompañando a Elizalde en los últimos años desde su productora El Bajo Producciones. “A Martín lo conocí tal vez antes de que él agarrara el primer instrumento y sea músico porque tuve la suerte de conocerlo de muy chiquito, cuando iba al colegio con mis hermanos mellizos Manuel y Felipe. En la adolescencia los chicos iban a los shows de los Falsos Profetas y me terminaron llevando a mí” cuenta Contepomi. “Una vez que lo conocí como músico empecé a fanatizarme, pero cuando conocí a la persona me gustó todo. Martín era noble, dulce, divertido, amoroso, inteligente y tenía talento para componer canciones, mucho talento. Un amante de las canciones con estrofas, estribillos, buenas letras y con algo que me encanta en el rock: el piano como protagonista”.
Alex Fank, que tocaba en la banda de Elizalde, tuvo también una participación importante en el rescate del nuevo material. “Aparte de ser un orgulloso miembro de la Soloman, tocando la batería, yo tenía una relación especial con Martín. Veníamos trabajando en los discos anteriores y en este específicamente el tema del sonido: Martín, terminando las canciones, y yo masterizando. Él dejó el disco terminado en un 95 por ciento, sólo con espacio para las colaboraciones y quizás alguna pincelada final”.
Fank fue la persona que, por haber armado las mezclas sabía la contraseña de la computadora de Elizalde y por lo tanto pudo acceder a todo el material. “Volver al estudio a los meses del accidente, prender la computadora, que era nueva y habíamos armado para grabar el álbum, fue muy emocionante, una extraña combinación entre dolor y honor. Pero lo más raro fue sentir, cuando abrí el primer archivo, que estaba bien lo que estábamos haciendo. Lo de tomar algo a lo que le faltan piezas y cerrarlo. El estudio estaba cómo lo había dejado Martín, todo en un extraño desorden ordenado, con papeles, grandes y chiquitos, con textos. El trabajo fue y también es (porque seguimos trabajando) algo casi arqueológico, pero no complejo. Martín dejó todo anotado, fuimos topándonos con lo que faltaba en cuadernos”.

Mientras que las grabaciones de Serrano y Moretti fueron enviadas vía web, la tercera colaboración (que no vio la luz aún) fue con el cantante Cucuza Castiello y fue grabada directamente en el estudio La Siesta. El tanguero era y “es” (según sus propias palabras) muy amigo de Martín Elizalde.
“A Martín lo conocí por Acho Estol (productor de algunos discos de Elizalde y parte de la nueva movida tanguera porteña), que me decía que tenía que conocer al “Huevo” Elizalde (apodo escolar del compositor) y que tenía que trabajar con él. Ya con eso en mente y por cosas del destino nos empezamos a cruzar en lugares. De esa manera, por una mención y el azar, empecé a escuchar su música, primero con los Falsos Profetas y después en su carrera solista y en ambas encontraba un tinte tanguero en las melodías y en las letras. Ya con eso me tenía adentro. Empecé a cantar sus canciones en vivo y empezamos a ser amigos. Era lindo ver aparecer a Martín en mis shows del bar El Faro. Me miraba, me sonreía y era bueno tenerlo ahí. Era un tipo muy honesto en todo, en su música y en su manera de ser. Esto que está pasando ahora con su último disco es algo que me llena de alegría, que su familia, amigos y compañeros hagan esto con su trabajo me parece bellísimo. Él me había mandado un audio unos meses antes diciéndome que le gustaría que grabara esta canción (“Hablábamos de un bar”, que saldría en marzo). Grabarla en su estudio fue hermoso y de vez en cuando vuelvo a escuchar ese audio, me encanta escuchar su voz, es como si estuviera acá siempre”.
El nombre del disco (que no se devela por ahora) fue encontrado por Fank en una carpeta perdida entre los archivos. Un hecho entre azaroso y predeterminado. “Siento que van apareciendo pistas dentro de cada archivo que abrimos”, dice Alex. “A veces parece que estamos siguiendo un plan, el disco estaba tan bien ordenado que es como armar un rompecabezas, las voces de los colaboradores calzan perfecto con las canciones que grabamos”.
Las próximas colaboraciones están en conversación con los distintos músicos que el mismo Elizalde había elegido. Contepomi es uno de los encargados de conseguir los feats. “Inclusive antes del accidente siempre intenté ayudarlo para que Martín grabara con alguno de sus referentes, pensando qué canción podría calzar con tal o cual intérprete que Martín admiraba. Igual, sabiendo que su sueño era grabar con Andrés (Calamaro), algo que todavía estamos a tiempo de poder cumplir”.
El arte del nuevo single, “Nuestra casa”, también tiene algo especial. Fue realizado por el fotógrafo Philippe Caillon (que había trabajado en otros discos de Elizalde) junto a la artista plástica Milagros Pini (esposa de Elizalde). “Estuvimos trabajando unas ideas con Mili y finalmente nos decidimos por sacar unas fotos de las hijas de Martín y Mili jugando en la casa, haciendo piruetas”, cuenta el fotógrafo. “Creo que salió divino, sumar unos dibujos de Carmela y Alfonsina a la foto le dio algo muy bello al resultado final”.

El trabajo que queda sobre el nuevo álbum se irá editando al mismo tiempo que las canciones encuentren sus colaboraciones. Pero lo más importante es el legado artístico musical que dejó Martín Elizalde. Nicolas Barderi y Agustín Goldenhorn (compañeros de armas en Falsos Profetas) dicen: “Lo que queremos hacer es una responsabilidad emocional, pero también artística sobre lo que dejó Martín. Es algo que, junto a la familia, tenemos muy claro: que lo que salga a la luz sea lo que él hubiera querido editar”.
“Lo que me gusta de la música de Martín -dice Cucuza- es lo que deja: una continuidad de un estilo de composición, de musicalidad, algo cercano al formato canción de Calamaro, Moretti o el Laucha Baiardi. Como tanguero que soy, encuentro ese espíritu marcado de lo porteño, de lo urbano. Algo muy necesario y que solo algunos músicos pueden hacer tan bien”.
Bebe Contepomi siente una conexión especial con el álbum. “Antes de irse, Martín dejó un disco increíble. Cuando lo escuchen van a entender por qué lo digo. Es el mejor disco de Martín porque tiene letras y canciones maravillosas. No es estático, tiene mucho tipo de melodías. Aunque se haya ido repentinamente de este mundo, las canciones siguen ahí”.
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