Joe Keery ha dejado claro que lo suyo no es solo la actuación. Bajo el alias Djo, el artista conocido por su papel en Stranger Things y su reciente participación en Fargo, presenta The Crux, un álbum que lo confirma como una de las voces más inquietas e interesantes del indie actual. El disco, disponible desde el 4 de abril, es un viaje emocional envuelto en sonidos retrofuturistas, guitarras nostálgicas y letras que oscilan entre la catarsis y la contemplación.
Luego del fenómeno viral de ‘End of Beginning’ en 2024, Keery regresa con un álbum profundamente personal, grabado en estudios legendarios como Electric Lady en Nueva York. Según explicó en entrevista para ROLLING STONE En Español, el proceso fue tan orgánico como ambicioso: más que perseguir una narrativa fija, buscó que las canciones hablaran por sí solas. “Solo puedes escribir sobre lo que conoces”, dice Keery, quien compuso gran parte del material mientras filmaba en distintas ciudades del mundo, lo que se traduce en una paleta sonora variada pero cohesionada.
Uno de los temas más reveladores del disco es ‘Delete Ya’, un track melancólico que nació en Roma y que encapsula el espíritu dual del proyecto: lo íntimo y lo teatral. En su portada —concebida como un caos visual inspirado en el cine italiano— Keery aparece casi oculto, como si se tratara de un personaje más dentro del hotel simbólico que estructura el álbum. La imagen plantea preguntas sin respuestas, al igual que las canciones: “¿Quiénes son estas personas? ¿Por qué salta este tipo por la ventana?”.
El momento no podría ser más significativo. Mientras se prepara para despedirse de Stranger Things, Keery aprovecha este nuevo capítulo musical como una forma de redescubrirse y explorar otras dimensiones creativas. “¿Qué intento realmente hacer aquí? ¿Cuál es el propósito de todo esto?”, se pregunta. En The Crux, encuentra algunas respuestas —y deja muchas otras flotando en el aire, como ecos de una canción que no se olvida.
Lee la entrevista a continuación:
Felicidades por el álbum. Lo disfruté mucho.
Gracias por decir eso. Te lo agradezco. Fue muy divertido hacerlo y me alegra que por fin salga. Así que será interesante ver qué piensa la gente al respecto.
Parece un viaje de sanación. Empieza hablando de la soledad, pero se vuelve más optimista, ¿verdad? Sé que estás en diferentes lugares en distintos momentos, pero ¿sientes que tuviste ese tipo de arco emocional mientras lo creabas?
Definitivamente. Absolutamente. Sí. Creo que solo puedes escribir sobre lo que conoces. Y esa fue mi experiencia en aquel entonces. Estaba trabajando en varios proyectos y escribiendo este álbum entretanto. Y sí, simplemente sucedió de forma natural. La imagen del álbum funcionó de maravilla. Fue un verdadero placer hacerlo. Estoy muy feliz.
¿Utilizas la música o la escritura como una especie de diario? ¿Es algo biográfico?
Sí, definitivamente es como una catarsis. O sea, no todo es como un día y un diario ni nada parecido, pero sí es una forma de liberar cosas que están pasando en mi vida. También me interesa mucho la composición de canciones y cómo puedo mejorar. Así que, sí, supongo que es una forma de combinar ambas cosas.
Sí, me encanta la portada del álbum.
Oh, gracias.

Están sucediendo muchas cosas. ¿Qué te transmitió esta idea de dos perspectivas diferentes de la misma escena?
Siento que la portada representa el tema central, el punto crucial, esta encrucijada. Y eso es más o menos lo que representa el hotel: esta encrucijada, con todos estos personajes diferentes viviendo sus propias vidas, siendo protagonistas de sus propias historias, con caos y absurdidad.
Soy parte de esta imagen maximalista. A primera vista, ni siquiera te das cuenta de que estoy ahí. Y luego, al girar la portada, es como una perspectiva diferente de la misma escena, centrada en mi visión. Y plantea preguntas. Gran parte del cine italiano hace eso: plantea preguntas sin sentirse obligado a responderlas. Eso me encanta.
Intenté aprovechar algo de eso: ¿Por qué salta este tipo por la ventana? ¿Quiénes son estas personas? ¿Qué hacen? Hay conexiones entre la portada, la contraportada y las letras del álbum. Traté de hacer una imagen rica que alguien pudiera observar mientras escucha el disco y analizarla.
Sí, le da más niveles. Se siente más narrativo, ¿verdad?
Sí. Esa era la esperanza. Bien.
Te oí hablar del mood board del álbum. Hay muchos conceptos, artistas, muchas cosas. Pero, ¿cómo es ese proceso de reunir todos esos elementos en un solo álbum?
Bueno, ¿te refieres al lado visual o también a las canciones?
¿Usaste uno general o fue solo por lo visual?
Principalmente por lo visual. La música vino primero, luego el orden, después el título del álbum. Después llegaron las imágenes. Funcionó así: entré al estudio con 50 o 60 ideas. Algunas eran canciones completas, otras no.
No tenía una idea completa del producto final; solo quería que el proceso lo guiara. El objetivo era: “Estamos en un estudio real, haremos un álbum real, en vivo, solo audio”.
Intenté hacer un álbum clásico, centrarme en la composición y crear grandes canciones. Y luego definir la narrativa: ¿cuáles canciones cuentan mejor una historia como conjunto?
Cada álbum es diferente. Este fue un proceso muy centrado, y el resultado terminó siendo como un diario. Como dijiste, es una parte de mi vida.
Bien. Dices que se hizo en un estudio de verdad. Quiero decir, Electric Lady.
Sí. Ya habíamos trabajado en Sound Factory, que también es un estudio real, pero solo habíamos estado allí dos semanas. Antes empezaba todo en casa, con el ordenador, en plan bedroom pop. Esta vez fue más profesional, en plan: “Vamos a hacerlo a fondo. Tenemos los medios. Quizás nunca más pueda hacer otro álbum. Podría morir mañana. Vamos con todo, como lo harían mis héroes”.
Y se siente enorme y suena realmente genial. Pero, ¿grabar en un lugar con tanta historia resulta inspirador o abrumador? ¿O acaso piensas en eso mientras estás ahí?
Sí, el primer día es como: “¡Wow! ¿Qué demonios es esto? ¿Cómo llegué aquí?”. El síndrome del impostor nunca desaparece.
Pero después, no estás con Questlove, ni con Taylor Swift, ni con Jack Antonoff. Es solo nuestro espacio. Se vuelve cómodo. Te sientes en casa.

¿Te influyó Julian Casablancas? Sentí que, especialmente “Lonesome” me recuerda mucho a “I’ll Try Anything Once”.
Claro. Sí, absolutamente. Su música me impactó profundamente en la adolescencia, y se refleja mucho en mi obra. Su don especial es que es arreglista y un maestro de la melodía. Sus canciones suenan como si ya existieran desde siempre. Recuerdo escuchar Is This It por primera vez y pensar: “¡Maldita sea!, ¿cómo hicieron esto? Ojalá pudiera ser parte de eso”. Eso sentí: ganas de formar parte de ese universo. Es una gran inspiración para mí. Cien por ciento.
Creo que Alex Turner sintió lo mismo cuando dijo “I just wanted to be one of The Strokes”
¿No lo sentimos todos? ¿No lo sentimos todos?
Como dijiste, lo escribiste en muchos lugares y tiene muchos sonidos distintos. ¿Influyeron esos lugares en los sonidos?
Definitivamente. Por ejemplo, la canción “Fly” la escribí cuando trabajaba en Fargo, mientras vivía seis meses en Calgary. Escuchaba mucho a Nick Drake, se nota. Tocaba más la guitarra acústica.
Y en Roma trabajé en la parte de guitarra de “Delete Ya”, eso también se refleja. Mi trabajo me hace viajar mucho.
Tiene su lado bueno, pero también puede ser aislante, como vivir en hoteles y pasar de un trabajo a otro.
Escribir canciones fue como llevar un diario. Y eso se siente en la música, sin duda.
También hablé con Maya Hawke antes del lanzamiento de Chaos Angel.
¡Qué gran álbum!
Le pregunté cómo se relacionan para ella la actuación y la música. Ella lo describió como una necesidad constante de crear. Claramente, estás en una posición similar. ¿Cómo dirías que ambas se entrelazan en tu proceso creativo?
Sí, le dio en el clavo. Cualquiera que sea creativo en un área suele tener otros intereses.
Para mí, más que actuar o hacer música, necesito tener un proyecto. Tal vez sea necesidad de mantenerme ocupado, pero me encanta sentir que estoy haciendo algo. Me gusta sentirme útil.

Pero, ¿la música es un descanso de la actuación, o la actuación es un descanso de la música? ¿Es una más exigente para ti que la otra?
Cada una lo es a su manera. Componer es distinto a salir de gira. Y una obra de teatro es diferente a una serie.
Todo satisface una necesidad diferente. Cuanto más disfruto de una cosa, más deseo la otra.
Si no actuara, no sé si me dedicaría tanto a la música. Es difícil saberlo.
Sí. Bueno, es un momento emocionante para ti con el lanzamiento del álbum y también el final de Stranger Things.
Cierto. Sí. Una locura.
¿Cómo te sientes al respecto? ¿Cómo fue terminar la producción y todo lo demás?
Fue intenso y catártico. Me mantuve muy ocupado después. Fui a casa en vacaciones y luego volví al trabajo.
Siento que este año será cuando realmente procese todo. El estreno aún está en el horizonte, así que volveré a verlos a todos.
Pero nunca volveré a trabajar en esa serie. Nunca seré ese personaje otra vez. Es pesado. Fue una semana intensa.
Lo que más me quedó fue una profunda gratitud. No mucha gente puede ser actor profesional, y menos aún formar parte de algo que se vuelve parte de la cultura pop. Me siento afortunado. Es una locura. No podría haberlo inventado. Es genial.
Sí, porque obviamente es una parte muy importante de tu vida. ¿Pero también te entusiasma pasar a otros proyectos?
Sí, me da la oportunidad de redescubrir quién soy, qué quiero hacer y qué quiero decir.
Eso fue parte del álbum: “¿Qué intento hacer aquí? ¿Cuál es el propósito de todo esto?”.
Supongo que se trata de ser lo más honesto posible. Intenté reflejar eso en la composición del álbum.
Y creo que el resultado es algo que puedo respaldar. Ojalá sea un mensaje positivo: apreciar a tus seres queridos y vivir en el presente, algo que aún estoy intentando hacer.
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