Desde Chile, una de las escenas musicales más vibrantes y propositivas de la actualidad, emerge AKRIILA como una de las voces más singulares del panorama alternativo en español. Con un universo sonoro y visual cargado de intensidad, honestidad y dualidad, la artista ha construido un camino que desafía géneros, expectativas y etiquetas.
Su disco epistolares (2024) no solo marcó un antes y un después en su carrera, sino que la posicionó como una figura imprescindible dentro de la nueva ola alternativa. Ahora, con el lanzamiento del deluxe, que suma colaboraciones con Latin Mafia y Bb trickz, AKRIILA reafirma su lugar en el presente y el futuro de la música en español.
“Un proyecto que te incomoda es mucho más fascinante que uno fácil de digerir”, dice la artista durante su visita a Ciudad de México, en la que subió al escenario junto a Latin Mafia. Esa premisa no solo atraviesa su música, sino también su identidad artística.
El corazón conceptual de epistolares nace de la escritura íntima. Letras que funcionan como cartas —dedicatorias hacia otros, pero también hacia sí misma— y que fueron moldeadas en talleres de poesía personalizados. “Todos los temas del disco son dedicatorias. Por eso se llama epistolares”, cuenta.
Desde pequeña, AKRIILA se obsesionó con las letras. Su afán por comprender canciones en inglés la llevó a poner atención en lo que se decía, más allá de lo que sonaba. Esa obsesión por el lenguaje se transformó en una necesidad artística: escribir con intención.
Una de las características que más distinguen a AKRIILA es su negativa a encasillarse. Su música transita con naturalidad entre lo introspectivo y lo visceral, entre el trap, el pop, el indie o lo experimental, en un constante juego de contrastes. “Es muy raro para mí conocer a alguien que solo quiera hacer trap. Me gusta cuando un artista evoluciona. A mí me encanta Julieta Venegas, pero también Arca. Tenía que fusionar eso”.
La construcción estética de su proyecto también está cargada de significado, aunque haya nacido de forma casi accidental. El rojo, ese color que inunda sus portadas, vestuarios, y su cabellera, es un símbolo de dualidad: puede representar el amor, pero también el infierno. “No fue tan pensado. Me puse un filtro rojo en el pelo y dije ‘weá’. Pero me encantó lo que significaba, lo intenso que era. Y me funcionó”. El rojo es su manifiesto emocional: intenso, vibrante, provocador.
Detrás del personaje existe una artista profundamente consciente de su identidad. AKRIILA no es su nombre real, pero es quien aparece en el escenario, en los videos, en el imaginario. AKRIILA es el personaje, Akri el punto medio y Fernanda la persona detrás. “Akriila es un personaje total. Fernanda es para mi familia, mi pareja. Pero Akri es mi identidad artística. Es quien realmente soy. Si pudiera, cambiaría mi nombre en internet a Akri. Me representa más que cualquier otra cosa”.
Esa separación —y conexión— entre sus distintas versiones refleja su forma de habitar el arte: desde lo íntimo y lo performático, desde la honestidad y el riesgo. AKRIILA no le canta solo al amor, ni hace música para agradar. La suya es una propuesta disruptiva, emocional y ferozmente original. Como dice en ‘002’, AKRIILA es “la nueva estrella”.
Hablamos con AKRIILA sobre Epistolares+, la dualidad de su proyecto, los distintos personajes que habita, sus colaboraciones con Latin Mafia y Bb trickz, la influencia de Motomami y mucho más. Lee la plática a continuación:
Has vivido meses muy interesantes desde el lanzamiento de epistolares, ¿cómo has sentido el recibimiento?
Bien, cualquier persona quiere dar a conocerse, que la gente sepa lo que estás haciendo. Estuve como dos años pensando ‘cuando esta wea salga, las cosas van a ir mejor, la gente se va a dar cuenta de lo que soy capaz’, y así fue. Fue muy satisfactorio para mi poder lanzar un proyecto en el que yo me sentía súper cómoda, que la gente supo recibir muy bien. Poder hacer la música que a mi me gusta y poder explotarla es la mejor experiencia de mi vida. Como un trabajo a largo plazo, me ha enseñado paciencia, algo que no tenía. En verdad fue un cambio en mi vida totalmente, y siempre voy a estar muy agradecida de ese proyecto.
Quiero regresarme a la base de epistolares, hablar del concepto: de lo epistolar, de las cartas, de esos talleres de poesía que lo inspiraron, ¿cómo se dio todo eso?
Desde que era más pequeña me gustaba mucho escribir, no sé por qué. Me gustaba mucho escuchar música en inglés y decir como, ‘concha de tu madre qué dice aquí’. Me buscaba subtítulos en español todo el rato. Siempre me gustaban las letras mucho más que otras cosas, estaba muy atenta a lo que decía una canción. Era muy crítica, si alguien me mostraba una canción siempre me fijaba en la letra. En un momento empecé a plantearme como proyectos que quería hacer, ¿cachai?, como la música, y tenía totalmente esta idea de que tenía que tener una escritura diferente. Llamé a la Cristalina, que es una amiga mía, para que me hiciera clases de poesía durante unos meses. Ahí fui desarrollando algunas letras, me fui dando cuenta de qué cosas podía escribir, de qué cosas estaba pensando y no sabía como abarcarlas. Ahí salieron temas como ‘Teoría del tiempo’, que creo que nunca lo hubiese hecho sin un taller, nunca me hubiese parado enfrente de un micro y dicho como, ‘voy a escribir sobre el tiempo, como que no entiendo el tiempo’. No pienso en esas cosas regularmente. La gente canta mucho sobre el amor, a mí me pasaba que cantaba mucho del amor, como que si alguien canta solo del amor es que no tiene tanta escritura, o no quiere poder como superarse en ese sentido, y por eso nace ese término de cartas y dedicatorias, porque todos los temas del disco son dedicatorias hacia otras personas, y hacia mí también, por eso se llama epistolares.
Has mencionado que mientras escribías esos poemas no estabas consciente de que eran dedicatorias, hasta que tu maestra te hizo verlo, ¿cierto? Qué curioso.
Sí, llevaba un par de temas y cuando me di cuenta dije como, ‘concha de tu madre, en verdad son puras dedicatorias’, y en el deluxe también. Soy una persona muy nostálgica, muy romántica, y weon, ojalá me enamore todos los días. Me encanta sentir cosas, y por eso hago música, ¿me entiendes? Necesito que la canción tenga sentido, que suene así, que las voces suenen así, que si hay una colaboración es porque tiene sentido. Todo lo hago con un propósito, y la letra no se queda atrás en ese sentido, obviamente.
¿Cómo es mostrar públicamente temas tan vulnerables como ‘Carta a mi papá’?
Todo mi equipo quería que la sacara, y yo dudaba. Ya me llevo bien con mi papá, y sentía que para él podía ser muy feo. Sacar una canción y que se haga viral, y que mi papá crea que nos llevamos mal, o que los amigos de mi papá crean que él es mal papá, etcétera. Yo decía, ‘¿qué es más importante sinceramente, como que una canción le vaya bien o que yo me lleve bien con mi papá?’. Grabé la canción igual, para entenderla también, pero me daba mucha vergüenza, no la escuchaba tanto. No tiene autotune, entonces también me sentía muy expuesta. Al final hablé con él y él me dijo, ‘está muy linda, pues hágala’. Yo ya lo había decidido, y le dije, ‘va a salir como en dos días’. No me atrevía a decirle que iba a salir una canción para él. Le dije ‘la escribí hace muchos años, no es algo que yo siento contigo’. Me sentí muy vulnerable en ese sentido con él, de que él supiera esas cosas, y que también la gente supiera tanto. Igual la gente cree que me llevo mal con mi papá y no, y también lo digo en los shows, porque siempre está ahí. Igual es “Frigio” la vulnerabilidad que te da hacer temas así.
Transitas entre temas personales e introspectivos, pero también con otros muy viscerales y explosivos. ¿Cómo es esa dualidad, ese equilibrio?
Yo pienso que es imposible que alguien solo tenga un mood, o que solo tenga un tipo de música. Sería muy extraño para mí conocer a un cabro que solo le gusta hacer trap. Lo notaría muy raro. Alguien que no dijera, ‘weón, me dan ganas de hacer una cumbia’. Para mí es muy extraño. Y me pasaba eso, creía que me tenía que casar con un sonido y con un género. Porque en general en Chile es un poco así, si tú haces reggaetón y cambias el trap es porque te volviste más fome y si cambias al reggaetón es porque te volviste mainstream. Weón, en verdad encuentro mucho más bacán que te guste un artista que pueda evolucionar. Por ejemplo, Rosalía. A mí me gustaba el primer disco, El Mal Querer, lo encuentro increíble y muy ingenioso, pero Motomami es un cambio como generacional. Y eso solo se da porque uno se empieza a contradecir y a pensar ‘¿qué puedo hacer? ¿qué ganas tengo de hacer ciertas cosas?’. Porque si no voy a hacer la misma canción todo el rato y creo que para la gente es muy fome eso, mostrarle lo mismo siempre. Quería unir mi mundo, que era el trap, con los gustos nuevos que tenía, que eran un poco más indie, más pop. Soy una persona muy popera, siempre me ha gustado Julieta Venegas, pero también me gustaba mucho el trap, como Taichu, me gustaba la destrucción y artistas como Arca. Obvio que tenía que fusionarlos. Te puede gustar mucho ‘POPPER’, pero también te puede gustar ‘Mucho poquito nada’, o te puede gustar ‘Para siempre’ que también es muy lento. Siento que esa wea es bacán. Te puede gustar un tema que dura un minuto y uno que dura cinco minutos y medio. Algo sobre mí es que nunca me voy a quedar en la misma cosa todo el rato.
Entonces Motomami te enseñó que algo sí puede ser muchas cosas…
Yo creo que llegará un punto en que empezarán a salir los nietos de Rosalía. A mí el álbum que me cambió la vida fue el CAPRISONGS de FKA Twigs. Y ahí dije como ‘concha de tu madre, como me encanta el pop alternativo’. Y claro, una parte de epistolares nace de ahí, pero también me faltaba lo latino, como el reggaetón y algo un poco más destructivo y eso también lo saco de cosas como Arca o el Motomami, que es como la abuela del epistolaress. Hay muchas conclusiones en rastro a ese disco. Obvio que uno voltea a ver a los álbumes que le gustan y lo marcan.
¿Qué sientes cuando Young Cister te dice “la nueva Rosalía chilena”?
Es muy chistoso. También él es muy fanático de Rosalía. Todo lo ve en base a ella. Pero nada, lo encuentro chistoso. No sé si me identifico, pero me encuentro muy fan. Ya es un gran cumplido en sí.
¿Qué tan importante para ti es tener una propuesta disruptiva?
Siempre pienso que todo está creado y solo falta mixearlo o destruirlo. Siento que un proyecto que te incomoda es mucho más fascinante que uno muy fácil de digerir. Es como irte a la segura. Si saco un disco de trap no va a pasar mucho. A la gente tal vez le guste y todo, pero siento que es mucho más fascinante pensar en algo que a la gente le choque. Y eso pasa en la música, en los videos, en las películas. Una vez leí una frase que era como, ‘ustedes nunca van a crear nada si siempre tienen miedo’. Y es algo que siempre pienso. ¿Por qué todo el mundo tiene tanto miedo de crear?. Creo que eso hace que los artistas se frenen a sí mismos.
¿Y eso la ligas al rojo que utilizas en tu proyecto? ¿Por qué la parte visual de AKRIILA utiliza mucho el rojo?
A mí me gusta el rojo. Fue muy al azar también, no es mi color favorito, pero me llama demasiado la atención. Siento que si ves una pantalla roja de la nada, tú decís como, ‘conchetumare’, tal vez si es blanca piensas en nostalgia o esperanza. El rojo puede ser infierno, pero también amor, eso lo encuentro muy lindo. Es un color que va conmigo y es muy parte de mi personalidad. Pero sí empezó porque, weón, tenía el pelo café y nadie me pescaba. Pensaba: ‘no me va esto bien, no soy tan bonita, como me maquillo no me gusta’. Y en un momento dije ‘me voy a pintar el pelo’. Me puse un filtro de Instagram y dije, ‘wea’. No fue tanta la lógica, pero sí se me quedó me ha gustado añadirlo al proyecto. Igual es bacán tener algo que fue muy al azar pero que ha funcionado tan bien.
¿Cuál es la diferencia entre Fernanda, Akri y Akriila? ¿Son la persona, el punto medio y el personaje?
Sí, a mí me parece que AKRIILA es un personaje total, en el escenario, los videos y cosas así. Y Fernanda es para mi familia, mi pareja. De hecho, a mis amigos yo siempre les pido que me digan Akri, porque me siento mucho más identificada. Como que la música es tanto una parte de mí que necesito eso. Si yo me cambiara el nombre en internet, me diría Akri. Me siento muy identificada con eso. No con Akriila, pero sí con Akri. Fernanda lo encuentro ya muy íntimo, tenéis que ser de mi familia básicamente. Pero al final mis amigos también me dicen Fefa, que es de Josefa. Pero es Fefa o Akri, ¿cachai?
¿Entonces tienes que cambiar de mindset completamente para entrar en el personaje de AKRIILA ?
Cuando tengo el outfit puesto soy AKRIILA o cuando estoy en un video, es de AKRIILA. Siento que todo lo que es más superficial es más AKRIILA. Porque en realidad en el escenario me muestro demasiado segura y como un personaje que grita, salta y que todo le importa un pico. Y después me ves en el backstage y no hablo con nadie porque estoy muy atrapada. Es muy chistoso porque todo el mundo me dice lo mismo. Son muy distintas mi personalidad fuera del escenario a la que tengo en el escenario al final. Igual lo encuentro bacán.
¿Es difícil hacer un deluxe de un disco que ya fue tan bien recibido?
Total. Total porque también me decía como ‘puta, está buena así cachai’. Y la verdad hay veces que yo no escucho los deluxe de otros discos. Y después dije como, ‘bueno, va, la pico’. Además un deluxe pero de seis temas y como de 20 minutos. Igual es exagerado, pero también por lo mismo sentía que era muy contradictorio al epistolares, eso me pareció mucho más bacán. Como que todos los temas de epistolares duraban muy poco y estos duraban mucho. Y al final tiene como una despedida. También me pareció que estas eran las consecuencias de ese álbum, como los feats con bb trickz o Latin Mafia. Y además demostrar que es una etapa que puede cerrarse también, ¿cachai? Me gusta mucho como el epistolares en sí, pero también estaba aprendiendo cuando lo saqué.
¿Qué aprendizajes tuviste entre ambos?
Puta, a creer en lo que yo hago. A confiar en la intuición que tengo. En trabajar con más personas. Y en no soltar ideas tan rápido. Porque tal vez pueda haber hecho algo muy nuevo y es como, ‘puta, no tiene nada que ver con lo anterior’. Fue un challenge, sí o sí.
Bbtrickz y Latin Mafia, son proyectos muy interesantes actualmente, muy únicos. ¿Qué sacaste de cada colaboración?
Me encanta que la Bb se haya adecuado un poco a lo que yo hago. Como que ella cantó, ¿cachai?, con tune, eso es bacán porque tal vez la gente esperaba rapeáramos. Que sí existe una versión así, pero ella misma decidió cantar. Y mucho mejor, ¿cachai? Es un coro que hizo ella… Muy nostálgico también y como funny y medio goofy. La canción es muy triste porque se trata de estar sola, es sobre aprender a estar solo, ¿cachai? Y a mí me pasa eso, como que tengo que aprender a estar sola y ella totalmente distinta, como que le encanta estar sola. Entonces igual fue bacán hacer el tema en sí, se hizo en persona. Entonces igual fue bacán. La canción con los Latin es mi tema favorito que he hecho en mi carrera. En el momento en que se hizo la pista estábamos pensando en Bjork y en sonidos que como que suenan como plantas, pero no son plantas. Yo lo escuchaba del fondo y decía como, ‘guau, bacán, está muy bueno’. Había hecho el coro y el verso. Lo tenía ahí y a los Latin no les había gustado. Fue un atado terminar la canción. Porque entre nosotros y los productores eramos ocho voces pensando qué es lo mejor para el tema, ¿cachai? Y son ocho voces muy potentes. Ninguno de ellos es como, ah, puta, me gusta, o no me gusta, pero pico como si a ustedes les gusta. Todos necesitaban tener su opinión muy encima de la mesa. Entonces igual fue muy un atado, pero hizo que el tema también sonara muy bien, ‘¿cachai?’ En verdad es increíble así, en verdad es mi tema favorito, es muy honesta con algo que me estaba sucediendo en ese momento. Lo encuentro más romántico también.
En el deluxe también incluyes una continuación a 001, ¿no?
Claro, con 002. La gente me lo pedía mucho, todo el tiempo. Y cuando yo estaba por sacar epistolares, muchos pensaban que lo que venía era 002. Me preguntaban: ‘¿Oye, cómo va el álbum?’, y yo respondía: ‘No, no estoy trabajando en ese’. Y entonces me decían: ‘Ah, pero ¿va a tener trap?’, y yo: ‘Ni idea, la verdad’. Como que la gente asumía que iba a sacar algo de trap, esa onda. Y hubo un momento en el que eso me generó mucha ansiedad. Pero al final, todo bien. No sabía muy bien cómo hacer que funcionara después, cómo volver a una raíz mía. Y ahí fue cuando decidí mezclar esos dos mundos: Saito Ape, que es como mi productor OG, con Heartgaze, que es el loco de epistolares, ¿cachai? Con él hacemos todo lo destructivo. Los otros cabros son un poquito más poperos, como que limpian un poco más el sonido. Pero estos dos son los más falopa en el mejor sentido.
¿Y cómo es tu relación ahora con 001 después de haber lanzado epistolares+? Porque sí, este ya se ve como tu debut, pero también el anterior fue un proyecto que tuvo mucho corazón, ¿no?
001 me encanta, es como mi hijo olvidado, como que nadie mepregunta de 001. Pero le tengo mucho cariño y encuentro que es un proyecto que está muy bien hecho. Pero sí creo que, si yo miro epistolares y epistolares Deluxe, encuentro que es como que carece de demasiadas cosas también. Porque una pista que es muy repetitiva, con letras también muy repetitivas. Pero que a la vez, para el nivel que estaba yo en ese momento, lo encuentro muy bueno. Igual tenía 17 años, 16 cuando lo hice.
La escena en Chile está cobrando mucha fuerza, ¿no? ¿Cómo la ves?
Yo encuentro que en Latinoamérica es lo más interesante. Hay demasiadas cosas pasando y los artistas se están arriesgando a explorar. Hay demasiados buenos exponentes. Están pasando demasiadas cosas, en el under, y en el mainstream. También lo digo porque soy chilena y tengo mucho cariño, pero está acá en lo que se está formando, en verdad, la industria se está creando.
Me imagino que eres muy melómana. ¿Qué has estado escuchando últimamente?
Últimamente me pasó que me tuve que retar a no escuchar tanta música, porque estoy escuchando lo mismo todo el rato, que es Rebeldes de Alex Anwandter. ¿Y cachas que estoy también como escuchando a un grupo de chicas que hacían jazz? Se llama ESG. Son buenísimas, las pongo cuando me despierto porque me da como vibras como de buenos días. Pero también escucho una banda que se llama Lolita Storm, que es como medio punk. No he escuchado nada más. Y antes de ayer, recién, me puse a preguntarle a un amigo mío qué es lo que estaban ellos escuchando para yo escuchar. Porque me estaba intentando no escuchar música para no caer en lo mismo.
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